La salud y el bienestar implican mucho más que estar simplemente libre de enfermedad; son una manifestación radiante de equilibrio en el cuerpo, la mente y el espíritu. Cuando el cuerpo/mente está en equilibrio, aumenta nuestra capacidad para la espontaneidad, la alegría y la paz. Comemos comida para nutrir nuestros cuerpos, pero todos los niveles de nuestro ser requieren nutrición, y la toman de las fuentes que estén disponibles. Tu calidad de vida refleja cómo te nutres, cómo nutres a los demás, y tu manera de operar en el mundo.
Las impresiones -sensoriales, emocionales, intelectuales- son el alimento de la mente. Recibimos un bombardeo de sensaciones de la TV, los ordenadores, la música, las películas, los libros y las revistas, y a menudo acabamos cargando con demasiado «peso» en nuestras cabezas. Simplifica tu vida eliminando todo lo que no fomente tu salud en el sentido más amplio de la palabra. Puede que te sorprenda descubrir que, según vas desprendiéndote de lo accesorio, empiezas también a sentirte mejor. Eliminar gradualmente todo lo que ya no es relevante -objetos, hábitos, relaciones o puntos de vista- equivale a «eliminar la grasa» de tu régimen de vida. Considera cómo sería vivir con las personas y las cosas que te ayudan a sentirte mejor contigo mism*. Luego considera hasta qué punto estás dispuest* a llegar para convertir eso en realidad.
Si no has prestado mucha atención a tu salud, éste es el momento de empezar a hacerlo.Al atender a las necesidades verdaderas del cuerpo, es importante poner atención a qué, dónde y cómo comes. Si frecuentemente comes con prisa o te «apacientas» ante el frigorífico abierto, puedes estar segur* de que también estás alimentando tu nivel de estrés. Elegir cuidadosamente los alimentos que son naturales y sanos, y comer con intención envía un mensaje a todo tu ser de que se le considera digno de ser nutrido. Mantener la buena salud implica también hacer ejercicio. El ejercicio físico vivifica el corazón y el sistema circulatorio, y acentúa nuestra sensación general de bienestar. También elimina las telarañas de una mente saturada enviano al cuerpo la energía excesiva de la cabeza.
La nutrición del corazón requiere relaciones sanas en tu vida. Las relaciones necesitan sensibilidad a sus matices sutiles, que no deberían darse por descontado. Los patrones habituales de las relaciones llevan a la indiferencia, a la falta de entusiasmo o a una actitud de «qué más da» que, despacio pero seguro, crea congoja. Nutre tus relaciones cuidadosamente para que puedan proporcionarte, a ti y a otros, sustento emocional.
Y por último, ¿cómo nutrirte espiritualmente? El descanso y la relajación vuelven a ponernos en contacto con nosotr*s mism*s y la naturaleza. Opta conscientemente por no dejarte llevar por las distracciones externas y dirigir toda tu atención hacia dentro. Sentándote en silencio, relajad* y cómod*, simplemente observando tu respiración y tus pensa-mientos, puedes limpiar tu mente de tensiones que consumen el bienestar. Cuando surja un pensamiento que absorba tu atención, relaja la respiración, deja que la tensión se vaya, y vuelve a la neutralidad. Ésta es la manera más simple de meditar, y funciona. Existen muchas técnicas diferentes para facilitar la consciencia de un* mism*, algunas muy enérgicas, otras más pasivas, y es sensato experimentar con ellas para encontrar el camino que mejor se adapte a ti. Practicar con regularidad una técnica para aumentar la consciencia despeja la mente, calma las emociones y realza tu habilidad de sentirte sustentad* por el flujo del cambio que es el TAO.
Extracto del «Oráculo del Tao», de MA DEVA PADMA. Gaia Ediciones
Extraido de ladivinalocura.blogpost.com