No creo en la educación de los hijos via «aquí mando yo» ni en las creadas por teóricos y practicantes de métodos educacionales basados en «disciplina» «normas» o «ya se cansará de llorar» . La aplicación de estas teorías me demuestra, sin lugar a dudas, que quien las inventó y quien las práctica, están muy lejos de entender que la verdadera educación ha de basarse en el amor, el respeto y la comprensión. ¡Que poco nos cuesta censurar, recriminar, regañar, vocear … a nuestros hijos cuando creemos que algo no han hecho bien! ¡¡¡ Están aprendiendo !!! ¿Seríamos capaces nosotros mismos de asumir un trato así impuesto por otra persona? ¿Qué pensaríamos de nuestro jefe si nos tratara de esta forma continuamente? El llanto de nuestro hijo es la respuesta a esta pregunta. ¿Es que acaso tiene menos valor?