Soria Natural ha descubierto, tras 10 años de investigación, que una planta, el Lepidium latifolium, estimula la capacidad detoxificante celular y ayuda a reducir el riesgo de desarrollar procesos degenerativos.
Isabel Molinero – Departamento Médico de Soria Natural.
En los últimos años, estamos asistiendo a un aumento desproporcionado de nuevas sustancias contaminantes que son capaces de persistir y acumularse en el organismo, lo que aumenta el riesgo de padecer determinadas patologías relacionadas con el hígado, los riñones, el sistema nervioso…
Las células están expuestas continuamente a una gran cantidad de sustancias tóxicas procedentes de su propio metabolismo celular (tóxicos endógenos) y a otras presentes en el aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que comemos, el medio donde trabajamos, los medicamentos que ingerimos, etc. (tóxicos exógenos). En condiciones normales, un cuerpo sano está preparado para controlar y eliminar un determinado nivel de toxinas. Es lo que conocemos como «umbral de tolerancia toxémico» y es diferente en cada persona. Cuando se rebasa, el organismo ve amenazado su equilibrio funcional.
A medida que las moléculas dañinas se acumulan tanto dentro como fuera de la célula, bloquean su funcionamiento y ocasionan ciertos desequilibrios fisiológicos. Si este «envenenamiento» progresivo se prolonga en el tiempo, puede llegar a originar alteraciones debido a las lesiones que genera en los diferentes componentes celulares (proteínas, lípidos, hidratos de carbono e incluso en el ADN nuclear) y provocar anomalías que conducen a un envejecimiento prematuro del organismo y a que el individuo enferme. Estos factores son la causa de una larga lista de malestares crónicos y autoinmunes habituales en la sociedad moderna.
El biólogo, médico y fisiólogo francés Claude Bernard lo tenía ya claro hace dos siglos. Mantenía que la enfermedad no la ocasionan los gérmenes (bacterias, virus, etc.), sino el estado del medio interno del cuerpo que ha perdido la capacidad para combatir a los agentes invasores. Los higienistas afirman que los gérmenes sólo pueden vivir en un «terreno» -entendiendo como tal la célula y el espacio extracelular, a través del cual le llegan los nutrientes y también los tóxicos provenientes del exterior- que se halle «toxémico o sucio». Este «terreno» también acoge los desechos que expulsa la célula. En función de cómo se encuentre, la persona tiene buena o mala salud, pues los microorganismos patógenos sólo se desarrollan o proliferan cuando se produce un desequilibrio del medio interno del cuerpo. Esto explica por qué los virus afectan a unas personas y no a otras.
Esta afirmación le valió a Claude Bernard un enfrentamiento con otro científico contemporáneo, Louis Pasteur, quien sostenía una posición antagónica. Tras años de disputas, el francés reconoció en su lecho de muerte que «Claude Bernard tenía razón; el agente o microbio no es nada, el ‘terreno’ lo es todo». Si lo mantenemos limpio, los microbios no pueden proliferar y, por tanto, la salud no se resiente.
El departamento de I+D+i de Soria Natural ha estado investigando, durante 10 años, la posible acción beneficiosa del Lepidium latifolium sobre distintos tipos de células cancerosas. Los resultados han sido más que esperanzadores.
Estas investigaciones científicas han puesto de manifiesto que determinadas moléculas, derivadas de la metabolización de algunos componentes de esta planta, tienen actividad biológica y presentan importantes aplicaciones beneficiosas para la salud. Se ha observado que son potentes inductores y estimuladores de la detoxificación celular de sustancias altamente tóxicas, pues modifican la molécula tóxica y la hacen más hidrosoluble para facilitar su eliminación. Fomenta el proceso de biotransformación celular, que es un conjunto de reacciones químicas que se producen en las células de los tejidos y que transforman las sustancias tóxicas apolares y liposolubles (solubles sólo en los lípidos o grasas) en otras más polares y solubles en agua, de forma que facilitan su evacuación a través de la orina y la bilis, principalmente. Así, se logra que se reduzca su capacidad de difusión e incrementa su velocidad de eliminación. El Lepidium latifolium disminuye el tiempo que la sustancia tóxica permanece en contacto con las células y los tejidos.
Fuente: Revista Qualitas Vitae Ed. Primavera-Verano 2013 nº. 14 de Soria Natural
mayo 16, 2013 en 2:36 pm
Excelente descubrimiento