Las plantas medicinales de acción suave o moderada posibilitan terapias seguras y menos agresivas que los medicamentos.
Las plantas medicinales y las sustancias naturales, y los preparados elaborados a base de ellas ayudan a aliviar los síntomas de un sinfín de enfermedades. Pero, sobre todo, la Fitoterapia, una práctica cada día más respaldada científicamente, es un medio de gran eficacia para fortalecer los órganos vitales y los distintos sistemas orgánicos, y así prevenir diversas patologías.
Isabel Molinero y Estrella Gascón
Departamento Médico de Soria Natural
Las llamadas «medicinas alternativas» están en auge. Sus escasos efectos secundarios, el aval de los investigadores y su probada eficacia lo explican. No obstante, ese término global con el que se denominan no es apropiado, ya que no son, en absoluto, sustitutivas de la medicina convencional, sino complementarias. Las que más están creciendo son la Homeopatía y la Fitoterapia, que se están viendo especialmente impulsadas por las fuertes inversiones en investigación e innovación que están haciendo algunas empresas, entre las que destaca de manera relevante Soria Natural.
La prescripción de los preparados; fitoterápicos debe ser realizada por profesionales, ya que pueden tener efectos secundarios leves
La práctica de la Fitoterapia es tan antigua como el hombre. Hoy en día se puede definir como la ciencia que utiliza las plantas medicinales para prevenir, atenuar o curar determinados problemas de salud. Éstas han sido la base de la medicina griega clásica y de la árabe, y a lo largo de la historia su utilización ha pasado por etapas de mayor o menor aceptación.
En las sociedades prehistóricas, el hombre, que estaba en estrecho contacto con la naturaleza, aprendió a distinguir las especies beneficiosas de las perjudiciales observando a los animales y analizando su propia experiencia. Esos conocimientos que adquirió se han ido transmitiendo de generación en generación hasta la actualidad, y ha permitido hacer una selección precisa de las más beneficiosas para la salud. Además, los conocimientos actuales han confirmado la presencia en esos vegetales de compuestos químicos activos, llamados principios activos, con propiedades beneficiosas para el organismo. Asimismo, existe una base científica que apoya la eficacia de las plantas medicinales para combatir los síntomas de determinadas afecciones; se han desarrollado métodos analíticos para controlar la calidad de los productos fitoterápicos y se han puesto en práctica nuevas formas de preparación y administración de ellos que hace más efectiva y cómoda su utilización.
Lógicamente, no todas las plantas tienen el mismo grado de potencia y toxicidad. Las hay muy potentes y tóxicas como la Digital o el Acónito; de potencia intermedia como el Regaliz o el Árnica, y otras de acción más suave como el Espino blanco o la Manzanilla.
En Fitoterapia se utilizan las de acción moderada, con márgenes terapéuticos relativamente amplios, que posibilitan tratamientos seguros y menos agresivos que los medicamentos. No obstante, no se puede considerar esta terapéutica como algo inocuo. Al igual que con los medicamentos, no conviene «automedicarse». Su prescripción debe ser realizada por profesionales expertos. Aunque menos que los fármacos, los preparados fitoterapéticos pueden tener efectos secundarios, contraindicaciones e interacciones que se han de conocer necesariamente para utilizarlos con seguridad y corrección.
■ Corazón. El Espino blanco (Crataegus oxyacantha L) ayuda a bajar la tensión arterial, tonifica el corazón, normaliza el ritmo cardiaco y seda ligeramente.
■ Circulación. El Ginkgo biloba (Ginkgo biloba L) mejora la circulación cerebral, aumenta su oxigenación y tiene un efecto neuroprotector.
■ Hígado. El Desmodium (Desmodium adscendens D C) aumenta la producción de bilis, facilita su eliminación y ayuda a normalizar lastransaminasas.
■ Sistema Nervioso. La Pasiflora (Passiflora incamata L) tiene propiedades tranquilizantes y relaja las contracturas musculares.
■ Sistema Inmunitario. La Equinácea (Echinacea angustifolia DC) estimula las defensas del organismo y ayuda a combatir catarros y gripes.
■ Aparato Locomotor. El Harpagofito (Harpagophytum procumbens DC) tiene propiedades analgésicas y antiinflamatorias
■ Piel. La Zanahoria (Daucus carota L) es una eficaz protectora de la piel por su contenido en betacaroteno. También retrasael envejecimiento cutáneo.
■ Aparato Respiratorio. El Eucalipto (Eucalyptus globulus Labill) es expectorante y fluidificante de las secreciones bronquiales, antiséptica respiratoria y ayuda a bajar los niveles de glucosa.
Alimentos = salud
Los alimentos que da la tierra constituyen otra sobresaliente fuente de salud, ya que proporcionan la energía y los nutrientes que necesita el organismo. Hay algunos que nuestro organismo no es capaz de sintetizar en cantidad suficiente, como vitaminas, minerales y algunos aminoácidos, lo cual implica que debemos introducirlos a través de la alimentación para no tener carencias.
Los vegetales cruciferos (brócoli, coliflor, repollo o coles de Bruselas, entre otros) contienen sustancias que tienen efectos antioxidantes y anticancerígenos. También poseen una gran cantidad de vitamina C, hierro, ácido fólico, calcio y magnesio. Los frutos secos (almendras, avellanas, nueces, castañas y dátiles) aportan mucha energía sin colesterol, además de minerales, vitaminas del grupo B y grasas sanas. Los pescados azules (salmón, caballa, trucha o sardinas), gracias a que disponen de ácidos grasos poliinsaturados de la familia Omega 3, tienen una acción protectora frente a las enfermedades cardiovasculares.
El aceite de oliva virgen también constituye un protector cardiovascular natural, ayuda a reducir el colesterol y estimula la vesícula biliar con indudables beneficios para la salud.
Las setas fortalecen nuestras defensas. Las legumbres (lentejas, garbanzos, alubias o soja) son ricas en proteínas vegetales e hidratos de carbono. La soja también tiene fitoestrógenos. El tomate contiene potentes antioxidantes (licopeno, provitamina A y vitamina C) que nos ayudan a luchar contra los radicales libres.
Los huevos son una fuente de proteínas de alto valor biológico y vitaminas A y D. El ajo es considerado un antibiótico natural que previene enfermedades infecciosas. Su consumo constante disminuye el riesgo de padecer problemas cardiacos y arteriales gracias a un principio activo denominado alicina. La cebolla también lo contiene, aunque en menor cantidad.
El yogur aporta calcio y bacterias ácido-lácticas que favorecen el buen funcionamiento del aparato digestivo y del sistema inmunológico. Los cereales integrales constituyen una fuente importante de fibra y vitaminas, principalmente del grupo B.
Y, finalmente, el agua, esencial para nuestra salud, ya que nuestro cuerpo está constituido principalmente de agua.
Una planta por mes
■ ENERO. Eucalipto (Eucalyptus globulus Labill). Eficaz en las afecciones respiratorias.
■ FEBRERO. Valeriana (Valeriana officinalis L). Sedante y tranquilizante.
■ MARZO. Fumaria (Fumaria officinalis L). Antialérgica y depurativa.
■ ABRIL. Alcachofa (Cynara scolymus L). Beneficiosa para el hígado. Disminuye el colesterol.
■ MAYO. Cola de caballo (Equisetum arvense L). Diurética y remineralizante.
■ JUNIO. Espino blanco (Crateagus oxyacantha L). El amigo del corazón.
■ JULIO. Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum L). Alivio de las varices y hemorroides.
■ AGOSTO. Menta (Mentha piperita L). Refrescante y Digestiva.
■ SEPTIEMBRE. Equinácea (Echinacea angustifolia D.C.). El antibiótico vegetal.
■ OCTUBRE. Ginkgo (Ginkgo bioloba L). Mejora la circulación y activa la mente.
■ NOVIEMBRE. Saúco (Sambucus nigra L). Remedio para catarros y gripe
■ DICIEMBRE. Grosellero negro (Ribes nigrum L). Antiinflamatorio y antirreumático.
Extraído de la Revista nº 10 de Soria Natural