Herbolario el Roble


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Cuida tus defensas: ojo con la candidiasis


El estrés continuo puede causar múltiples desequilibrios en nuestro organismo, lo que debilita nuestro sistema inmune y abre la puerta a las infecciones por Cándida

En condiciones normales, existe una gran variedad de microorganismos que coionizan al ser humano. Muchos son beneficiosos para nuestro organismo y aunque otros podrían ser perjudiciales, conviven en equilibrio entre ellos. Si por algún motivo se rompe este equilibrio, pueden aparecer diversos trastornos.

La Cándida es una levadura presente en piel, mucosas y aparato digestivo, en armonía con la flora microbiana. Pero a veces se rompe dicho equilibrio, lo que deja la puerta abierta a la candidiasis.

El estrés continuo disminuye nuestra capacidad inmunitaria. Esto facilita el desequilibrio de la flora microbiana, lo que favorece el crecimiento excesivo de bacterias y levaduras, entre ellas la Candida albicans. Por otro lado, un aumento de glucosa por ingesta excesiva de dulces, pan, arroz o alcohol también es un escenario ideal para la candidiasis. Recordemos que las personas diabéticas tienen habitualmente más infecciones micóticas que el resto de la población.
Cortisona, anticonceptivos o antibióticos también dañan el equilibrio de la flora  intestinal,  que controla el crecimiento de la Cándida. Y durante el embarazo, los altos niveles de progesterona inducen la producción de glucógeno, que favorece la candidiasis vaginal. Además, sustancias nocivas como el aluminio, nitratos, residuos fertilizantes, herbicidas y pesticidas, metales pesados, cloro y flúor también alteran al equilibrio de nuestra flora.
En función de la parte del cuerpo afectada, surgen distintos síntomas. Además de la vaginal, puede darse candidiasis esofágica, intestinal o, si el hongo se traslada por el torrente sanguíneo, candidiasis sistémica.

Un arsenal de plantas medicinales contra la Cándida

Propóleo: posee propiedades antifúngicas.

Uña de gato: activa el sistema defensivo y es depurativa, por lo que ayuda en desequilibrios de la flora
Ajo: protege contra las infecciones y desintoxica el organismo.
Semilla de pomelo: antibiótico natural reconocido por sus propiedades para combatir el parasitismo intestinal y la candidiasis.
Coco: contiene ácido caprilico (calcio, magnesio, zinc), con propiedades fungicidas naturales.

Equinácea: acción inmunoestimulante.
Astrágalus: excelente para estimular el sistema inmune y para recuperarse de candidiasis o de cualquier otra condición infecciosa.
Bardana: ayuda a fortalecer el sistema inmune. Se le atribuye acción antimicrobiana y antifúngica.
Artemisa: propiedades antifúngicas.
Pau d’arco: contiene alcaloides con cierta actividad antidepresiva y sustancias amargas con actividad hipoglucemiante. Se utiliza como coadyuvante en el tratamiento de la diabetes, cansancio, estrés.

Fuente: Equisalud

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Fortalece tus defensas para este invierno

Nuestro sistema inmunológico, que es el encargado principal de defendernos de los agentes exteriores y mantener nuestra salud, puede debilitarse a medida que nuestro cuerpo va envejeciendo, a enfermedades sufridas, malos hábitos (exceso de tabaco o alcohol) o a una inadecuada alimentación que nos lleve a un debilitamiento del organismo.

En estas circunstancias, los cambios estacionales nos afectan más duramente, somos más vulnerables a padecer los ataques de agentes extraños dañinos, entre los que se encuentran los causantes de los resfriados y catarros.

Para ayudar a nuestro organismo a protegerse en estas circunstancias es conveniente utilizar diversas plantas medicinales y/o complementos alimenticios naturales cuyos ingredientes fundamentales sean la equinácea, propóleo, tomillo, jalea real . . . sólos o combinados junto con vitamina c, bayas de sauco, granada . . .

Además si seguimos una alimentación adecuada que nos aporte calor y energía, desechando en lo posible las bebidas frías y frutas no estacionales, estaremos preparados para disfrutar del invierno en lugar de combatirlo. También es muy importante dormir algo más de lo habitual. Observa tu cuerpo.