Herbolario el Roble


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La cúrcuma, antioxidante y antiinflamatorio

Esta planta es básica para producir el curry, pero además tiene potentes propiedades medicinales

Múltiples ensayos describen sus beneficios, desde el alivio para el dolor en la artritis hasta su efecto protector contra los radicales libres

La Cúrcuma longa es un arbusto de origen asiático. Se cultiva principalmente en la India, aunque también se encuentra en África y en Jamaica. Su rizoma es rico en materias colorantes llamadas curcuminoides, siendo mayoritaria la curcumina. Se utiliza tanto como aditivo alimentario, para dar color y sabor al curry, como en medicina tradicional para el tratamiento de varias alteraciones externas e internas como la artritis, colitis y hepatitis.
En la fitoterapia moderna existen más de 1.500 referencias acerca de ¡os efectos biológicos de la cúrcuma. La mayoría de estos ensayos describen sus mecanismos de acción sobre el desarrollo de procesos inflamatorios y cáncer, así como de otras enfermedades en las que juegan un papel fundamental los radicales libres, principales causantes de los procesos de oxidación celular.

Se ha visto que la curcumina aumenta la actividad de los mecanismos antiinflamatorios en forma directa. Por ello, resulta muy recomendable para aliviar el dolor en la artritis. En un estudio doble ciego con pacientes con artritis reumatoide, se compararon los resultados obtenidos cuando se les suministró 1.200 mg al día de curcumina y 300 mg al día de fenilbutazona. Los resultados fueron muy similares en cuanto a la mejoría de síntomas tales como rigidez e hinchazón de las articulaciones, pero mientras que la fenilbutazona se asoció con efectos adversos significativos, la curcumina no causó ningún efecto secundario.
Otros trabajos han revelado que la curcumina actúa impidiendo la inducción de genes proinflamatorios. Administrada en pacientes con inflamación ocular por vía oral a dosis de 375 mg tres veces al día durante 12 semanas, tiene una eficacia similar a los corticosteroides, con la ventaja clara de no producir efectos secundarios apreciables.

La  cúrcuma también  tiene  efectos antioxidantes e incluso es más protectora contra los radicales libres que las vitaminas C, E y el superóxído dismutasa, mejorando el sistema antioxidante natural del cuerpo. Esta capacidad podría ser de utilidad en el tratamiento de algunas enfermedades como el alzheimer, en enfermedades degenerativas en las que intervienen de forma trascendental los procesos oxidativos, en tumorogénesis, o incluso en el daño hepático inducido por etanol. La estrecha relación que existe entre el proceso de oxidación y la aterosclerosis ha originado que se investiguen también en este campo los efectos beneficiosos de la cúrcuma y de sus componentes activos.

En España, científicos de la Universidad de Granada han descrito también efectos positivos de la cúrcuma en casos de enfermedades crónicas con base inflamatoria: cáncer, diabetes, aterosclerosis, enfermedades gástricas y hepáticas y alteraciones neurodegenerativas, oculares y respiratorias.

Fuente: Equisalud


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Fitoterapia para dejar de fumar

La grifonia, la cúrcuma, el cardo mariano y el llantén ayudan a superar el difícil proceso de desengancharse del cigarrillo

Fumar es un hábito nocivo, caro, y ahora también en vías de extinción. Con la nueva Ley Antitabaco, que entró en vigor el pasado 2 de enero, cada vez más fumadores intentan dejarlo. La fitoterapia puede ser de gran ayuda para decir «no» definitivamente al tabaco.
De los 10 millones de fumadores que hay en España, el 70% quiere dejarlo. Los beneficios para la salud son múltiples: mayor esperanza de vida; menor el riesgo de enfermedades graves como EPOC, trastornos coronarios o cáncer de pulmón; recuperar el gusto y el olfato; dormir mejor y sentir menos fatiga… Para lograrlo es importante la motivación personal como punto de partida, pero también es necesario el apoyo de los profesionales de la salud, que pueden recomendar productos para facilitar este cambio de hábitos.
La fitoterapia holística se revela, en estos casos, como una gran aliada para manejar las situaciones propias de la deshabituación. Para allanar el camino es conveniente actuar de forma combinada en cuatro frentes: contrarrestar la ansiedad y el estrés, impulsar la depuración del organismo a nivel hepático y renal, reforzar la acción antioxidante y antiinflamatoria, y facilitar la recuperación de los bronquios y la garganta.

El estrés y la ansiedad son el primer escollo que  afronta un exfumador. Superar la adicción puede ser un poco más fácil si recurrimos a la grifonia, la pasiflora, la valeriana o el espino blanco. Para eliminar las toxinas almacenadas durante años de tabaquismo, debemos buscar la acción depurativa de plantas como el diente de león, la bardana, cola de caballo, ortiga verde, frángula, boldo, alcachofa o cardo mariano. Antioxidantes y anti-infiamatorias pueden ser la cúrcuma, uña de gato, grosellero negro, ulmaria y sauce, ricos en distintos tipos de flavonoides. Y finalmente, para mejorar la capacidad expectorante de las vías respiratorias son de utilidad la drosera, el llantén, malva, amapola, tomillo, malvavisco y eucalipto.
Lo ideal es tomar una combinación de los cuatro grupos, con vistas a obtener un efecto de acción conjunta. Por poner un ejemplo, se podría optar por la grifonia, el cardo mariano, la cúrcuma y el llantén. La grifonia es rica en 5-hidroxitriptófano (5-HTP), un precursor de la serotonina que, a su vez, es un neurotransmisor fundamental para la regulación del estado de ánimo, el sueño, la tensión nerviosa y los mecanismos del apetito. El cardo mariano contiene silimarina, cuyo componente mayoritario es la silibina, ambas captadoras de radicales libres. La cúrcuma, rica en curcumina, aumenta la actividad de los mecanismos antiinflamatorios de forma directa. Y el llantén contiene abundantes mucílagos que forman una capa protectora sobre las mucosas, suavizando la irritación y con ello la tos.

Fuente: Equisalud